Quizás nuestro viaje de hoy hable más de la mano del hombre, que de la naturaleza 'per se', pero en realidad estamos hablando de Historia, de cómo el hombre fue capaz de modificar el paisaje de una región de León, en busca de oro, de un vil metal tan agradable para las insaciables garras de Roma. España no solo era una despensa de vino y cereal para Roma, sino también de metales, soldados y mano de obra.
En nuestro viaje, partimos desde Ponferrada, por la N-536, rumbo al magnífico lago de Carucedo, lago artificial fruto del magnífico sistema de canales que utilizaron los romanos para su minería por aluvión. Al llegar al pueblo de Las Médulas propiamente dicho, nos rodean unos magníficos castañales y se empiezan a atisbar algunas colinas de un color rojizo, arcilloso, que destacan, irreverentes y sinuosos, entre la abundante arboleda de la zona. Subiendo a pie hacia el yacimiento, nos encontramos con las Cuevas de La Encantada y la Cuevona, intentos fallidos, al parecer, de derrumbar el conglomerado aurífero. Si eres capaz de abstraer tus sentidos, podrías imaginarte estar inmerso en un paisaje 'marciano', por el color tan rojizo de sus tierras... imaginar a ibéricos trabajando en sandalias en este paisaje tan abrupto cuesta algo más...
Curioso que un paraje que hoy está declarado Patrimonio de la Humanidad (no en vano fue la mayor mina al aire libre de todo el Imperio Romano!), en su momento fuera una mina... una mina si, pero cuidado: de oro, el codiciado oro de los césares.
Los romanos, que a obras de ingeniería militar y civil nadie les ganaba, inventaron este sofisticado sistema de erosionado:
1- Recogían el agua de arroyos y ríos, y, desde los montes Aquilianos, transportaban el agua a través de una compleja red de canales hasta el lugar de la explotación (más de 100km en algunos casos!!)
2- El agua se almacenaba en la zona más alta de la montaña, y se construía una red de pozos y galerías sin salida al exterior. A continuación, se iba soltando este agua estancada de los pozos, derrumbando la montaña por la presión del agua.
3- Derrumbada la montaña, se separaban los cantos rodados y se amontonaban en murias. A continuación, se lavaba la tierra al pasar por una serie de canales llamados agogas.
4- Al final de estos canales, se depositaba el lodo resultante, y el agua aluviada dio lugar a lagos artificiales, como el de Sumido, Carucedo, etc...
Aparentemente debió ser un trabajo de poca cosa, con su sistema tan estudiado de canales y regatos; pero el caso es que era un trabajo durísimo de sol a sol (allí llegaron a trabajar en torno a 60.000 obreros manumitidos, es decir, ex-esclavos). Uno de los administradores de esta mina, Plinio el Viejo llegó a afirmar que tal era la dureza del trabajo en la mina que era "menos temerario buscar perlas y púrpura en el fondo del mar que sacar oro de estas tierras".
Merece la pena caminar por sus veredas, aparcando el coche desde el pueblo de Las Médulas, y rodearte de castaños, robles, alcornoques, jarales... y quizás atisbar algún furtivo gato montés, o un más esquivo aún urogallo.
Sandía y Menta son los colores que me evocan, el poder del entramado arborícola haciendo frente al conglomerado de rojos vivos, arcillosos, pintura de manos de nuestros antepasados homínidos
Estamos en El Bierzo, no lo olvidemos. Se come fabulosamente bien. Tienen un pan espectacular, unos especiales caldos de uva para regar el buen yantar, un botillo de El Bierzo (embutido del cerdo, adobado y luego ahumado y secado) con ese regusto tan especial, sus castañas, manzanas Reineta. Una buena mesa, con una buena sobremesa y si esperas un ratillo, puedes contemplar la espectacular (no exagero!) puesta de sol desde el Mirador de Orellán.
Mirando atrás, mientras nuestras pisadas se fundían con las sombras de la noche, comprendimos por qué los romanos se fijaron en esta zona tan mágica (bueno, y antes de ellos, los astures). Debieron imaginar que el fuego de la tierra emergía por allí y se acercaron a ver su riqueza.
No olvidéis que si decidís visitar Las Médulas, hay Alojamientos Rurales y rincones con mucho encanto por la zona que no deberíais dejar de visitar, tanto en León como en Orense.
¡¡Contadnos vuestra experiencia, amig@s de IdeasRurales.com!!
Comidas típicas en una auténtica casa de labranza antigua, regadas con vino de viñedos propios.