Mi objetivo, como primer 'reportero a pie de calle' de IdeasRurales.com, es intentar descubriros por qué, La Vera, esta comarca al nordeste de Cáceres, tuvo, tiene y tendrá, la magia de un rincón para perderse y no mirar por dónde viniste.
Comenzamos con un viaje de fin de semana: una mochila con un par de mudas, nuestra inolvidable cámara réflex, y apenas 2 horas por delante de buenas carreteras (2 horas desde Madrid); y, entre unas cosas y otras, nos metimos de lleno en La Vera.
Según te vas acercando a La Vera, la sensación que te invade es la de un viajero en el tiempo que vuelve a la época de las carretas, los desplazamientos a pie, el zurrón lleno de queso y la 'botavino' en la espalda. Tiempos de labranza artesanal en terrazas, de pimientos secándose al viento y niños jugando libres. Por cierto, es interesante añadir que ese viento de La Vera, que llega con el permiso del macizo de Gredos por el norte, es el causante de que esta comarca tenga un microclima especial, propicio para el secado del tabaco (es muy curioso ver los secaderos sembrados por los valles), naranjos y mandarinos, y una huerta excepcional. Su clima es templado, así como sus gentes, templadas, dicharacheras, que te invitan a su casa si escuchas su particular historia...
La Vera es un vergel de agua, una esponja que te deja apretarla para derramar su líquido vital en gargantas, acequias, regueros, veneros y fuentes. Quizás en primavera te das cuenta de ese tesoro escondido que es el agua de La Vera; las flores, luchando por ser cada una la primera en su carrera hacia el sol, crea mantos de vida y color, en cada pedazo de tierra sin nombre. Si escuchas el correr del agua en alguna de sus cerca de 50 gargantas naturales, parece que te está diciendo 'quédate, aquí hay vida, no quiero ir al río Tietar, me quedo por aquí' (créeme que no necesitas narcóticos para interpretarlo...).
En verano, toda esta 'supuración sistematica' de agua (perdonad la palabrota), nos deja unas piscinas naturales, y unas 'pozas' magníficas donde refrescarnos a base de bien en agua gélida y transparente.
Cuando llega el otoño predominan los pardos en las laderas, y los robledales (roble melojo), se quedan desnudos en una suerte de bosques silenciosos... silencio únicamente roto por el correr del agua por los canales.
Y en invierno , su clima templado, permite que puedas seguir disfrutando de la naturaleza por sus parajes, haciendo trekking por la Ruta del Charco Las Brujas o la Ruta a Cuaternos, o visitando alguna fábrica de pimentón (viendo su proceso artesanal de elaboración), etc...
Carlos V, nuestro rey-césar-emperador por excelencia, vino a La Vera, primero a Jarandilla de La Vera (al magnífico Palacio de los Condes de Oropesa) y luego al Monasterio de Yuste, a vivir sus últimos días, con apenas un séquito de 50 personas.
El monasterio está enclavado en un lugar privilegiado, silencioso, cuasi litúrgico, entre robles, encinas y castaños. Se accede al Monasterio de Yuste desde Cuacos de Yuste, población que posee un sabor especial, con su plaza semi-porticada, viviendas de piedra, madera y adobe, su característica fuente... Recuerdo haber estado por aquí de niño, veraneando con mis padres, y perdiéndome por sus misteriosas calles.
En verano, por contraste con la calma que buscaba el Emperador Carlos, y como en muchos pueblos de España, La Vera se llena de veratos emigrantes. Y llegan las Fiestas, entre las que quiero destacar 'el Peropalo', a mediados de Febrero en Villanueva de la Vera. Cuentan que el Peropalo era un tipo que robaba y violaba a las mujeres del pueblo, hasta que cierto día, un cabrero lo apresó y lo llevó al pueblo a ajusticiarle, pero en el pueblo unos querían matarle o otros no. Es una fiesta digna de ver y nos evoca a aquellos tiempos en los que la ley procedía de la costumbre más arraigada. Hay otras fiestas interesantes, como 'los Empalaos'(Valverde de la Vera), 'los Escobazos' (Jarandilla de la Vera), etc...
Migas extremeñas, picadillo de matanza, quesos de cabra de mil colores, pimentón con Denominación de Origen, los tasajos, la morcilla de calabaza, las cerezas y las frambuesas (deliciosas, por cierto), el vino de pitarra... Esta tierra quiere darnos de comer y de beber bien para poder seguir nuestro camino.
Hay plazas, como las de Valverde de La Vera, en las que, si te sitúas en el medio y vas girando poco a poco, observando sus columnas de madera, algunas casas medio derruidas pero con un encanto ciertamente solariego, te hacen evadirte a secuencias medievales de nuestro imaginario colectivo. Concretamente, Valverde de la Vera conserva ese sabor especial, con sus calles estrechas y serpenteantes, sus regueros de agua corriendo en medio de las calles, su castillo y su arquitectura singular... Villanueva de la Vera, por su parte, declarada Conjunto Histórico Artístico, nos deja una arquitectura original bien conservada en su conjunto.
Garganta la Olla es otro de mis pueblos favoritos. La panorámica de este pueblo recomendable se capta viniendo por la carretera desde el Monasterio de Yuste. Verás su enclave particular. Su 'Garganta Mayor' es magnífica para refrescarse y secarse en sus rocas de pulido granito.
Losar de la Vera es un pueblo muy peculiar de ver, porque tiene en sus calles 'esculturas' hechas en aligustre, cipreses y arizónica, como si Eduardo Manostijeras trabajara a sueldo para el ayuntamiento. Puedes encontrar cisnes, forzudos, gacelas, cestas, coronas, etc... No dejes de pasear por allí, es muy curioso. De Losar salen rutas pedestres muy interesantes, hacia La Cuerda del Picozo, la Loma de la Cumbre o la Sierra de Losar.
Un pueblo con mucho sabor es Jarandilla de la Vera, señorial y vetusta. Caminando por sus calles, notas que estás en una población importante, cabeza de partido, por su dimensión, la categoría de sus casas y los materiales que utilizan (casi todo piedra). En lo alto del pueblo, imponente y majestuoso, nos encontramos con el Castillo de los Condes de Oropesa, hoy Parador Nacional. Merece la pena visitarlo y ver su puente levadizo, el patio de armas, las torres, etc Ah! Y un sitio peculiar, cerca del Castillo, es el Museo Etnológico de Francisco Porras, un lugar en el que perderte rodeado de objetos de hoy y de ayer, recogidos durante años, y explicados por un entusiasta Francisco Porras. Aquí hay un video para ir abriendo boca (http://www.youtube.com/watch?gl=ES&hl=es&v=R5Fce2xZ2L0)
No nos podemos olvidar de otros pueblos, como Viandar, Aldeanueva, Talaveruela, Guijo de Santa Bárbara, etc Jaraíz, cabeza de partido, posee una Plaza Mayor muy peculiar, dividida en dos partes, siempre en pendiente y con soportales. Si os quereis refrescar en una gran piscina natural de aguas cristalinas y bastantes frescas, en el término de Jaraíz tenéis la Garganta de Pedro Chate.
La Vera es un lugar de Turismo de Naturaleza especial, porque sus núcleos poblacionales son muy pequeños, y el resto campo. Ideal para ir con niños, para que conozcan que la vida nace de los manantiales, va a desembocar a los arriates y canales, y riegan las verduras que a continuación se van a comer, por ejemplo.
Ya nos vamos de La Vera, con el permiso del río Tiétar, barrera natural entre La Vera y el Mundo; no sin echar la vista atrás, a lo que dejamos, que resulta tan familiar, aun no siendo de allí. Volveremos, seguro.
En Losar de La Vera, hogar de moteros y buen yantar
Carta sencilla, precios muy asequibles, en un sitio con tradición en Jarandilla de la Vera. Las migas, un manjar!